El 15 de febrero de 1837, en el entierro de Mariano José de Larra, la gran figura del Romanticismo español, que se había suicidado dos días antes, intervino inesperadamente un joven desconocido, leyendo un poema que causó gran sensación. Así comienza: «Ese vago clamor que rasga el viento/ es la voz funeral de una campana,/ vano remedo del postrer lamento/ de un cadáver sombrío y macilento/ que en sucio polvo dormirá mañana».
Ese joven desconocido se llamaba José Zorrilla, a quien Paola y Sara le hacen un maravilloso homenaje en este fantástico trabajo:
PINCHA AQUÍ
Ese joven desconocido se llamaba José Zorrilla, a quien Paola y Sara le hacen un maravilloso homenaje en este fantástico trabajo:
PINCHA AQUÍ
Comentarios
Publicar un comentario